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Por: Guillermo Pérez Rojas.

Ha pasado un año desde que la OMS declarara lo que se convertiría en una de las Pandemias más difíciles y largas de la historia, después de la crisis por la gripe española (H1N1) de 1918. Sin embargo aún parece faltarle mucho al mundo para superar esta situación creada por el virus denominado SARS-CoV2 (siglas inglesas para Síndrome Respiratorio Agudo Severo), una cepa muy reciente de los CORONAVIRUS.

            La aparición de nuevas variantes como la brasilera y la recaída de muchos países en segundas y hasta terceras olas de contagios, ha hecho que este 2021 sea tan o más difícil que el 2020, sólo que las interrogantes y preocupaciones se expanden entre la población, más rápido que las diferentes vacunas del mercado; y los límites entre las dudas y el miedo, son tan borrosas como las fronteras entre países.

            Es por esto que desde tu plataforma de Médicos Venezolanos Online, hemos contactado con nuestro médico, especialista en infectología, Dr. Manuel Figuera, una de las autoridades del tema en nuestro país; para preparar esta entrega especial, conmemorando el primer año de la Pandemia con una investigación basada en las más comunes y constantes interrogantes de las personas con respecto al CORONAVIRUS, agrupadas por temáticas. Esto no sólo con la intención de aclarar dudas, sino desentrañar algunos mitos creados alrededor de esta enfermedad.

  I.- De Variantes y Cepas, ¿Cuál es la diferencia e incidencia?

            Si hay algo que se repite constantemente en los medios de comunicación y redes sociales, es hablar de un nuevo coronavirus de Brasil, de Inglaterra o de Sudáfrica. Esto ha generado dudas sobre si se trata de una nueva enfermedad o nuevas “cepas” del CORONAVIRUS, pero esto es importante aclararlo.

Como señala el sitio web de la BBC, la “cepa” de un virus es un “cambio o una mutación drástica” de ese virus, hasta el punto de generar una enfermedad nueva. Es lo que ocurrió con el SARS-CoV2, que es una cepa nueva, originada o descubierta en la ciudad de Wuham, a finales de 2019; y que proviene de la antigua familia de CORONAVIRUS, que antes producía enfermedades a ciertas especies de animales, o que si pasaba al ser humano era con síntomas respiratorios que rara vez podían ser graves.

Ahora bien, y como nos explicó el Dr. Manuel Figuera: “con respecto al COVID-19 lo adecuado es hablar de “variantes”, que son modificaciones que ha tenido el virus por diversas mutaciones” en la estructura molecular del virus. Estas modificaciones pueden implicar mayor capacidad de contagio o incluso de reinfección, pues los anticuerpos generados en infecciones pasadas no reaccionan ante estas mutaciones.

Esto quiere decir que cualquier persona que haya adquirido el virus en meses anteriores, bien puede volver a sufrir por alguna nueva variante del COVID-19. Hasta ahora las más conocidas son la variante británica (conocida científicamente como la B.1.1.7) encontrada a partir de septiembre de 2020, con una tasa de contagio que los especialistas estiman entre 40% a 70% mayor al SARS-CoV2 original. También se cuenta con la variante sudafricana (B.1.351), aparecida a mediados de octubre de 2020, con una tasa cercana al 50%; y la que más está afectando a Venezuela, la variante Brasilera (P.1), identificada en Manaos en enero de 2021, cuya tasa de reinfecciones se ha calculado entre el 25% al 61%.

Algunas personas pueden llegar a tener lo que el Dr. Figuera denomina “impresiones” de nuevos síntomas con las nuevas variantes, pero no pasan de eso. No hay variaciones clínicas diferentes a lo que se viene describiendo con los síntomas desde hace más de un año; ni ha habido ningún estudio que corrobore estos síntomas o presentaciones distintas.

Tampoco se puede determinar científicamente lo que se ha expandido como creencia popular de que estas nuevas variantes estén afectando más a las personas de menor edad. Por ejemplo, con la variante B.1.1.7, identificada inicialmente en Reino Unido, se ha delimitado un aumento de la letalidad en general de hasta un 64%; mientras que otro estudio muy local en Brasil, con respecto a la variante P1: “pudiera atribuir parte del aumento de letalidad observada en el estado de Paraná, donde se observó una mayor letalidad en los grupos habituales mayores de 60 años, pero ha sido llamativo un aumento de 2 a 3 veces la letalidad en los grupos entre 20 a 49 años, en febrero de 2021 en comparación a lo ocurrido en meses anteriores.”, de manera que es difícil de extrapolar a otros sitios geográficos en lo que respecta a la incidencia o mortalidad en edades menores, como indica el Dr. Manuel Figuera, que además hace referencia a lo que ocurre en otros países como explicación:

“Por ejemplo en Chile, donde se están vacunando mucho más a las personas mayores, bajando la incidencia de casos y hospitalizaciones en este grupo etario, mientras se ve en paralelo más relajamiento, salidas a fiestas y cosas por el estilo, entre las personas más jóvenes que aún no reciben la vacuna. Esto aumentan estadísticamente los casos de contagios y por ende los números de casos severos”.      

            En todo caso la razón es más social que de las variantes mismas; de manera que los últimos estudios infectológos a nivel mundial, no han determinado ningunos síntomas adicionales o desaparición de otros, lo que sí se ha determinado con estas nuevas variantes, es que están resultando mucho más contagiosas, algunas más agresivas con respecto a la mortalidad y adicionalmente tener una respuesta disminuida a los anticuerpos producidos en infecciones anteriores.

 II.- ¿Y qué pasa con las vacunas?

            Ante esta situación con las variantes de la enfermedad, inevitablemente aumentan también las dudas con respecto a las vacunas que se ofrece el mercado. Ante la pregunta que todos se hacen sobre cuál es la mejor vacuna, el Dr. Manuel Figuera es tajante en su respuesta: “simplemente es mejor aquella a la que uno tiene acceso y disponibilidad, y en su desarrollo ha seguido todos los pasos de investigación correspondiente, publicando en revistas internacionales sus hallazgos”. Siendo así, reafirma la recomendación que debemos vacunarnos. Los niveles de eficacia de cada vacuna son número referenciales no comparables entre ellos porque cada estudio se realizó en tiempos y lugares distintos. Lo importante es lograr la vacunación, que es la mejor “herramienta para prevenir la posibilidad de infección del COVID-19”.

            Sobre si las vacunas actuales pueden tener efecto ante las nuevas variantes, los estudios aún no están claros. La mayoría de los especialistas esperan que sí, aunque reconocen la posibilidad en disminución de efectos. Sin embargo, también indican que se puede rediseñar las vacunas existentes en plazos de semanas. En todo caso, la vacunación contra el COVID-19 podría eventualmente quedar como la vacunación contra la gripe o influenza, cuyos virus mutan anualmente y aun así las vacunas contra cepas y variantes anteriores pueden resultar igualmente efectivas.

Ahora la duda sobre si tendremos que vacunarnos todos los años (como pasa con la vacuna contra la influenza), o una única vez; así como la pregunta por el tiempo efectivo de inmunidad; aun no tiene respuesta decisiva, pues no se tiene la experiencia necesaria. Como señala el Dr. Figuera, con una enfermedad tan novedosa, el tiempo es nuestro aliado para descubrir ese tipo de cosas. Los primeros ensayos de vacunaciones se dieron a mediados del año 2020 y todavía hace falta tiempo para determinar ciertas cosas como la duración de la inmunidad. Sin embargo, esta no es razón para no vacunarse, ya que está comprobada la eficacia de todas las vacunas que existen actualmente en el mercado (al menos las que reconoce y recomienda la OMS).      

            El Dr. Figuera deja un mensaje a las personas anti-vacunas: la evidencia científica indica que la vacunación salva más de 150 a 200 millones anualmente por diferentes enfermedades, lo que convierte a las vacunas en víctimas de su propio éxito”, al ser olvidadas, tanto como hacen olvidar enfermedades como el polio o el sarampión (que en sus tiempos fueron epidemias de alta mortalidad). En el caso del COVID-19, cualquiera de las vacunas salvan vidas, evitando la severidad de la enfermedad.

III.- Entonces ¿cómo nos contagiamos del COVID? ¿Cómo diferenciarla de otra enfermedad?

            Al principio de la pandemia, la OMS y los investigadores parecían caminar por un cuarto oscuro lleno de muebles y enceres. Los traspiés hacían vacilar hipótesis del comportamiento del virus como si fueran verdades que variaban de una semana a otra; y las elucubraciones propias de las redes sociales, en la dinámica del rumor, tampoco ayudaron.

            Por un lado se pensó que la estructura molecular del virus era pesada y que por tanto se alojaba en las superficies, los objetos o donde cayera. Hoy, para disipar las dudas, el Dr. Manuel Figuera nos explica que:

“El virus no está en las calles, en el piso, en los zapatos, en el aire, en la ropa, en las compras, ni en los botones de ascensores… el mecanismo principal de contagio de COVID-19 es por la vía respiratoria: Cuando las personas infectadas (sobre todo los que no presentan síntomas) hablan, cantan o gritan, y cuando las personas con síntomas, tosen o estornudan. En estas situaciones se emiten gotas de distintos tamaños. Las más grandes alcanzan una distancia de un metro, las medianas, pueden llegar a dos metros y las más pequeñas (que llamamos aerosoles), pueden llegar más lejos o mantenerse suspendidas en el aire por mucho tiempo, lo cual es peligroso sobre todo en espacios cerrados. Estas gotas pueden entrar a la boca, la nariz o los ojos y contagiara  través de las mucosas”.

Este es el real medio de contagio, no otro. Siendo así, las recomendaciones constantes, aunque suene reiterativo y fastidioso, es el uso de las mascarillas (incluso doble si es posible, como exhortan hoy día la OMS y autoridades sanitarias), el distanciamiento social a un mínimo de dos metros y la higiene de manos (por aquello de tocarse la cara, incluso inconscientemente). En tal sentido el Dr. Figuera es reiterativo al afirmar que hay medidas inútiles y costosas que dan una falsa sensación de seguridad y no tienen efecto contra el COVID-19. Por ejemplo, las desinfecciones ambientales humeantes no tienen efecto, sino posibles daños ecológicos y en las personas pueden causar complicaciones por irritación de piel, ojos, mucosas respiratoria y gastrointestinal.

Incluso es importante señalar la observación de la infectólogo, Dra. María Eugenia Landaeta, jefa del Departamento de Infectología del Hospital Clínico Universitario de la UCV, quien señaló un aumento de casos por “neumonitis química”, producto del exceso de uso de cloro. En tal sentido, la recomendación de ambos especialistas es realizar la limpieza de manera habitual con trapeador en el piso, y con paños en las superficies, con cualquier desinfectante habitual, pues incluso el agua y jabón simple ya destruyen el virus.    

            Como buen infectólogo que no sólo estudia los elementos biológicos de los virus, sino las condiciones sociales de contagio, el Dr. Figuera es pedagógicamente enfático al explicar la razón de la incidencia de casos en Venezuela:

El repunte no ocurre por falta de limpieza, no es culpa de las variantes, ocurre por la irresponsabilidad individual, colectiva y gubernamental. Es culpa del carnaval, de las fiestas; de las reuniones, las salidas con amigos a tomar café o vino sin mascarillas, las invitaciones a vecinos, familiares o amigos en casa, etc. Es importante entender el mecanismo de contagio, y estos ocurren cuando las personas infectadas tienen contacto cercano y por cierto tiempo con otras personas”.

Los contagios en su mayoría son producidos por personas asintomáticas, que representan el 40 % de los infectados, y al estar confiados, sin mascarilla, terminan contagiando. También están aquellos que tienen una infección leve a moderada del COVID-19 y la confunden con una simple gripe; llegando por tanto a no aislarse debidamente. Siguiendo su vida normal, asisten a las oficinas, compran en locales comerciales, incluso a veces no usan mascarillas, pues atenúan los síntomas con medicamentos o menjurjes.

Estos dos particulares personajes son los que pueden representar un alto vector de contagio a otras personas que sí pueden llegar a una enfermedad severa y hasta mortal. Como señala el Dr. Figuera: “Realmente es increíble como muchos de los que terminan hospitalizados graves tenían de 7 a 10 días con una “gripe” y no se aislaron, no consultaron, terminaron contagiando a muchos en el camino, y al final se hospitalizan cuando están sumamente graves”. Asimismo hay que considerar a los más jóvenes y niños, que tienen mayor posibilidad de tener una infección asintomática y son los que terminan infectando a sus padres o abuelos resguardados en casa, con consecuencias importantes.

IV.- Diferencias entre COVID-19 y otra enfermedad. ¿Qué hacer ante el contagio? ¿Cuándo hacernos la prueba?

A partir de lo anterior, la recomendación de los especialistas es el aislamiento apenas se sientan síntomas. Por ejemplo, la Dra. Landaeta sugiere notificar de inmediato a aquellas personas con las que se tuvo contacto en los días anteriores para que observen su situación y se resguarden evitando mayores posibles contagios. Luego, es importante realizarse la prueba inmediatamente, consultando siempre al médico para que nos oriente sobre qué tipo de prueba realizarnos y para que nos ayude a interpretar los resultados. Como bien señala el Dr. Figuera: el que salga una prueba negativa NO SIGNIFICA QUE NO SE TENGA LA INFECCIÓN, y en caso de persistir los síntomas con mayor razón debe mantenerse vigilancia y seguimiento para delimitar si realmente es COVID-19 o algún otro problema médico”. 

En este sentido, explica el Dr. Figuera que hay dos tipos de pruebas: La PCR y la de ANTÍGENO. La PCR-RT es la prueba de elección por tener mayor sensibilidad, o mayor posibilidad de salir verdaderamente positiva; pues puede resultar positiva incluso desde dos días antes del inicio de síntomas. Por su parte, las pruebas de ANTÍGENO -que también se realizan tomando la muestra por hisopado- tienen la ventaja de ser más barata y el resultado es más rápido, pero resulta menos sensible, lo que significa que tienen una menor posibilidad de detectar los verdaderos positivos. Así dice el Dr. Figuera:

“Las PCR-RT pueden tener sensibilidad de muestras por hisopado entre 60 a 80 %, lo cual significa que de cada cien enfermos se detectan a 60 a 80, pero se deja de detectar a 20 a 40 enfermos, lo que se llaman falsos negativos. Por su parte, la PCR-RT debería hacerse ante la aparición de los primeros síntomas y a las personas que han tenido contactos con esos enfermos, a pesar que no tengan síntomas. Por eso es importante consultar con su médico, incluso sobre qué prueba debe realizarse”

            Otro elemento importante para detectar el virus, indica el Dr. Figuera, pueden ser las tomografías. Hay casos de pacientes con sospechas de COVID-19 y con resultados negativos, que incluso tienen síntomas respiratorios, en los cuales la tomografía puede tener mayor sensibilidad que las pruebas de hisopado y mayor capacidad para detectar.  En todo caso, como vemos –incluso con respecto a las pruebas- es fundamental la orientación médica desde el principio.

Lo que ha demostrado la experiencia es que el COVID-19 no se presenta igual en todos los pacientes, y aunque se pueden crear alertas ante ciertas comorbilidades por patologías cardiovasculares o respiratorias anteriores, también se puede presentar severidad aún sin tener estas patologías preexistentes. El contagio por SARS CoV-2 debe observarse siempre y en todo momento, de manera particular. Como bien señala el Dr. Manuel Figuera, hay que tener mucho cuidado con el auto-diagnóstico de gripes o influenzas, pues en momentos de pandemia es mejor tomarlos como posibles COVID-19, sobre todo porque la mayoría de los síntomas de ambas enfermedades son muy parecidos o los mismos.

            Otra duda importante que se presenta con respecto al SARS-CoV 2 es su tiempo de incubación. Al respecto el Dr. Figuera nos indica que está en un promedio de 4 a 5 días, y su rango es de 1 a 12 días, por eso el tiempo de cuarentena se establece en al menos 14 días. También nos indica que se puede realizar la prueba del hisopado al momento que se tienen los síntomas, aunque hay casos en los que la prueba sale positiva antes de los síntomas. Una vez más, las condiciones de afectación del virus pueden variar de un caso a otro, por eso también es importante estudiar a las personas con las que el enfermo sintomático o los casos positivo tuvo contacto; y como no siempre se tiene acceso a la realización de pruebas, de nuevo, la mejor recomendación es aislarse y consultar con su médico.

En todo caso es fundamental que cualquier persona con algún tipo de síntoma suujestivo de COVID-19 debe llamar de inmediato a su médico o buscar orientación por plataformas de atención telefónica. Sin embargo, si se presentan algunos de los signos de severidad (dificultad para respirar, problemas cardiovasculares, entre otros), debe asistir de inmediato a un centro de salud preparado con atención de emergencia para el COVID-19 (que no necesariamente es todo centro de salud). En todo caso no se debe asistir a un consultorio médico, para evitar la mayor propagación de contagio (por el tiempo en salas de espera, los contactos en el traslado, etc.).

La condición ideal (si no hay severidad) es mantenerse resguardado en casa con supervisión u orientación médica, pues al final, como dice el Dr. Figuera:

“Entre los signos de severidad, la progresión de la enfermedad hacia fase pulmonar [compromiso en el funcionamiento de los pulmones] se presenta entre los días 7 y 10 del contagio, pero eso ocurre en un porcentaje bajo de personas. Las cifras hablan de un 80% de personas que presentan la infección y tienen una evolución entre leve, moderada y auto-limitada que no se complica”.

            El mejor tratamiento en casa sería, además del reposo, el consumo de muchos líquidos y la toma de acetaminofén (al menos que se tengan problemas hepáticos), si tiene tos, se puede tomar cualquier jarabe de los que hay en el mercado, pero siempre bajo la supervisión y recomendación de un médico tratante, pues al principio de la enfermedad (en los primeros 7 días) no se puede saber quién pueda agravarse, independientemente de la edad. Otra recomendación es hacerse de un saturómetro u oxímetro, para vigilar que la saturación de oxígeno se mantenga entre el 95 al 99%, que son los niveles normales.  En todo caso, la vigilancia médica es fundamental, pues hay que tener cuidado con respecto a las diversas interpretaciones o consideraciones populares de posibles tratamientos o pseudo-tratamientos.

 V.- Gran angustia: ¿Qué hacer entre los combos preventivos y los tratamientos alternativos?

            Entre una pandemia que ha tenido importantes costos de salud, económicos y sociales, es normal que se expanda la angustia y preocupación en la psique social. La mejor manifestación hoy día son las redes y a veces hasta los mismos medios de comunicación; sobre todo con un virus del que se sabía muy poco y se ha investigado sobre la marcha de una crisis. Siendo así no es raro que se haya hecho tanto alarde sobre alternabilidad de tratamientos para curar la enfermedad o prevenirla. Al respecto conversamos con el Dr. Manuel Figuera.

            Uno de los puntos en duda se refiere a combos preventivos, consistentes en vitamina C y D, Zinc, magnesio, melatonina, etc. Al respecto el Dr. Figuera refiere que son combos que se usan sin respaldo científico suficiente y que más bien puede resultar un gasto excesivo e innecesario:

No hay ningún tipo de evidencia que algunas de estas drogas usadas individualmente o combinadas tengan efecto contra el COVID-19. Hay personas que indican hasta 10 o 15 medicamentos y no sabemos las diferentes interacciones que pueda haber entre ellos, incluso si generen gastritis o problemas hepáticos. No se conoce un tratamiento efectivo contra COVID-19 hoy en día y el uso de este tipo de combos dan una falsa sensación de seguridad y puede implicar un retraso al tratamiento real que requiera un paciente, sobre todo aquellos que esperan a que este pseudo-tratamiento haga efecto”.

            Asimismo habría que mencionar el uso de gotas u otro tipo de fármacos como el Carvativir, cuya eficacia o eficiencia no está demostrado por ningún tipo de estudio ni en animales, ni en humanos en ninguna de sus fases. Tampoco está avalado por ninguna de las autoridades internacionales de salud, así como tampoco por las sociedades o colegios científicos o de trabajadores de la salud, a nivel nacional: “no hay soluciones milagrosas contra el COVID-19, aquellos que lo crean están en el ámbito de la fe y no de la ciencia”.

            Por otra parte están los tratamientos caseros como las gárgaras de agua con sal, aspiraciones con eucalipto, limonadas calientes, etc. Tampoco son recomendables por parte del Dr. Figuera, por la falta de evidencia científica que indique algún tipo efectividad; más bien recomienda tener cuidado con el uso o consumo de ciertas infusiones, brebajes o plantas, que resulten contraproducentes, sobre todo en niños que pueden ser más delicados; pues se han dado casos de intoxicaciones por estas prácticas.

Un punto delicado con respecto al tratamiento sintomático es el uso de antibióticos y antiinflamatorios. Preguntamos al Dr. Figuera si están o no contraindicado: “Los antiinflamatorios como ibuprofeno se pueden usar en casos de COVID-19, pues ayudan a paliar los síntomas; pero siempre y cuando las plaquetas no estén bajas, en cuyo caso se puede inhibir la agregación plaquetaria y promover sangramientos”. Vale aquí la recomendación del Dr. Figuera para extrapolarlo a ciertas indicaciones de un video viral, donde unas personas recomiendan tomar limonada caliente con pastillas de aspirinas (aún más riesgo de inhibir la agregación plaquetaria), sin que este método esté recomendado por ningún médico, lo que puede resultar altamente riesgoso y hasta mortal.

Asimismo nos indica el Dr. Figuera sobre el uso de antibióticos:

“no tienen  ninguna indicación como cura del COVID-19, puesto que los antibióticos no funcionan contra los virus o infecciones virales; de hecho puede ser inadecuado su uso por la posibilidad de generar mayor resistencia bacteriana. Hay un 5 % de casos de pacientes con COVID-19 que tienen infección sobre agregada y justifica el uso de antibióticos, pero en el otro 95% no es recomendable”.

Por último es importante mencionar a uno de los medicamentos más polémicos, por ser promocionados como solución prácticamente “milagrosa”, como la Ivermectina. Veamos las palabras específicas y elocuentes del Dr. Figuera:

La Ivermectina no sirve contra el COVID-19. No hay evidencia científica alguna, ni la OMS, la OPS; ni el Instituto nacional de Salud en EE.UU., la CDC, FDA, la EMA de Europa, ni las Sociedades Científicas de Infectología en distintos países de Latinoamérica, entre otras organizaciones; recomiendan el uso de la Ivermectina en lo absoluto. Sólo hubo un estudio de laboratorio hecho in vitro que mostró actividad antiviral pero con dosis cien veces mayor que la presentación farmacéutica o la recomendada para una persona. La Ivermectina es un desparasitante, funciona contra parásitos, más no contra el SARS CoV-2”           

            Finalmente, por los momentos, en estos cinco temas hemos recogido más de veinte preguntas que pudimos identificar con respecto al virus SARS CoV-2, un virus que, pasado un año, el mundo ha tenido que enfrentar sin previos conocimientos o precedentes específicos. En la plataforma de MVO, estamos siempre conscientes y activos con la importancia de la orientación al público general y a la atención de todos aquellos que quieran usar de nuestros servicios. Por eso ponemos a disposición un espacio para que deposite sus dudas y nos haga las preguntas que considere pertinente. Asimismo, les exhortamos a respetar las medidas de bioseguridad, así como las recomendaciones de los médicos especialistas. También les invitamos a usar nuestro servicio gratuito de atención telefónica por casos de COVID-19, las 24 horas del día y todos los días de la semana.   

Fuentes complementarias:

https://www.bbc.com/mundo/noticias-55676577

https://www.bbc.com/mundo/noticias-51921093

https://www.aarp.org/espanol/salud/enfermedades-y-tratamientos/info-2021/sintomas-nueva-variante-covid.html

https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2021/01/05/5ff42c84fdddffbf708b4669.html

https://chile.as.com/chile/2021/03/25/actualidad/1616709991_836077.html

https://www.bmj.com/content/372/bmj.n579

https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2021.03.24.21254046v1

https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2021/01/05/5ff42c84fdddffbf708b4669.html

https://www.youtube.com/watch?v=–vJTpVSixs

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