La fobia social, como cualquier fobia, es un miedo irracional, pero en este caso se trata específicamente de la incomodidad que presenta estar rodeado de personas que me puedan juzgarnos, criticarnos, o simplemente ofendernos de alguna manera.
Este tipo de fobia presenta un estado de inquietud para quien la padece, por eso, buscan en la medida de lo posible no frecuentar lugares donde se encuentren muchas personas como eventos sociales, conciertos, sitios turísticos, etc. Este tipo de fobia suele tener sus orígenes en la adolescencia, al tratarse de un miedo principalmente a ser a ser “juzgados”, es común que el paciente haya sido víctima de alguna situación penosa transitando ese momento de su crecimiento.
Por otra parte, las personas diagnosticadas bajo esta fobia se encuentran propensas a consumir drogas y alcohol gracias al efecto “aislador” que ofrecen dichas sustancias. Encuentran en ellas un medio de escape que termina agravando aún más la situación.
Las personas que padecen “fobia social”, o también conocida como “ansiedad social”, se muestran tímidas en su trato con los demás y tienen un estado de nerviosismo persistente ante la idea de ser juzgados por la gente. El miedo puede incluso volverse tan intenso que termina afectando sus vidas a nivel personal y laboral.
Aunque se puede confundir con la timidez, una persona tímida es capaz se socializar con naturalidad aunque sea un poco retraída, una persona con fobia social no puede entablar relaciones interpersonales con naturalidad y muchas veces las situación llevan a agravar sus síntomas provocándoles dificultad para hablar, náuseas y una exagerada sudoración.Para dar con el diagnóstico, el especialista observará cómo se comporta el paciente y obtendrá algunos testimonios que puedan validar algunas otras características propias de la patología a través de familiares o amigos.
Con respecto al tratamiento, será enfocado principalmente al área conductual de la persona. De esta manera, podrá entender qué tipo de pensamientos le afligen y aprenderá a manejarlos para no dejarse llevar por el pánico cuando se encuentre nuevamente bajo una situación similar. Por su parte, los fármacos también son grandes aliados para este caso en particular, pero todos ellos deben ser estrictamente recetas por el médico especialista y de ninguna manera se puede recurrir a la automedicación.
Asimismo, para este tipo de fobias es aconsejable unirse a grupos de apoyo para que la persona se sienta escuchada y acompañada. Esto le permitirá mejorar su capacidad de sociabilizar y al mismo tiempo de rehabilitarse en el proceso.
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