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  5. ¿Cómo entender la Depresión...

Recientemente, en tiempos de los Juegos Olímpicos que se llevan a cabo en Tokio este 2021, fue una noticia muy comentada la decisión de la gimnasta estadounidense Simone Biles de renunciar a la competición de la final individual, motivado a las consideraciones que ella misma y la Federación asumieron con respecto a su salud mental. Sin determinar exactamente si el padecimiento de la deportista es o no una depresión, afectación por estrés u otra condición; esta valiente decisión ha dado una lección al mundo entero sobre la atención que se le debe dar a  estos padecimientos mentales.   

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es una enfermedad frecuente en todo el mundo; pues se calcula que afecta a más de 300 millones de personas. Es importante resaltar que cualquier persona puede padecer esta enfermedad, que además interfiere con la vida diaria. En sus estados más graves puede relacionarse con el suicidio y es fundamental comprender que no es un “signo de debilidad” ni mucho menos de “falta de fuerza de voluntad” el sufrirla o reconocerla.

La depresión no es solamente un estado de tristeza; la diferenciamos porque en la depresión podemos notar síntomas que van más allá de un simple “estar triste”. Veamos las diferencias entre la tristeza y la depresión para identificarlas:

La tristeza es una emoción básica. Es una reacción psicológica frente a una situación que nos ha hecho sentir heridos; y que de alguna manera nos hace sentir que no podemos escapar o implica una sensación incontrolable de pérdida. Situaciones, por ejemplo, como la muerte de un ser querido, la pérdida del empleo, el diagnóstico de una enfermedad propia, o de un familiar; una ruptura amorosa y muchas otras situaciones que impliquen pérdidas y vivencias adversas, pueden hacernos sentir tristes.

Ante esto que nos ocurre, generalmente nos dan ganas de llorar y podemos sentimos menos activos. ¡No está mal sentirnos así! De hecho, la tristeza es una emoción necesaria para reflexionar ante lo que nos ha pasado. Nos indica que necesitamos aislarnos temporalmente y reducir la actividad para procesar lo que estamos viviendo. Incluso la tristeza puede funcionar como un recurso útil para darnos cuenta que podemos pedir ayuda a otros.

Es normal sentirse triste frente a situaciones como las que describimos. Usualmente la tristeza es una emoción temporal; y a pesar de sentirla, podemos continuar con nuestro desempeño habitual en los diferentes espacios donde hacemos vida. Al volver a nuestra rutina, el apoyo familiar o de amistades, puede ser suficiente para superar el estado de tristeza. Esto quiere decir que no necesariamente debemos o requerimos asistir a terapia si nos sentimos tristes.

La depresión, por su parte, se caracteriza por la sensación de una tristeza persistente; por la pérdida de interés en actividades con las que normalmente disfrutamos, e incluso por la incapacidad para llevar a cabo las actividades cotidianas.

Una persona con depresión suele presentar síntomas como: problemas para dormir o dormir más de lo habitual; fatiga o cansancio físico, en el sentido de una especie de “pesadez” en el cuerpo para hacer las cosas que antes realizaba sin problemas; pérdida del apetito, disminución de la actividad y deseo sexual; molestias corporales difusas o inespecíficas, como si se sintiera enferma, con apatía, indiferencia, pérdida de interés en hacer cosas placenteras (la persona ya no siente gusto por hacer lo que antes le gustaba hacer o siente que no puede disfrutar de esas actividades). También se pueden presentar signos como enlentecimiento en el habla o al caminar, relacionado con la desmotivación e inhibición de la conducta; dificultades para prestar atención, para concentrarse en las actividades y tomar decisiones; disminución del interés por establecer contacto con las personas, tendencia al aislamiento y afectación en las relaciones con los demás; sentimiento de inutilidad, culpabilidad o desesperanza; y en algunos casos, pensamientos de autolesión o suicidio.

No necesariamente todos los síntomas están presentes cuando una persona se siente deprimida; sin embargo, persiste al menos la tristeza o la pérdida de interés en realizar actividades que eran placenteras. La gravedad va a depender de la frecuencia y la intensidad de los síntomas y cómo éstos alteren el funcionamiento de la persona en su entorno laboral, académico, familiar y social.

Si crees que estás deprimido, algunas de las recomendaciones son:

  • Acepta que no siempre estás bien y busca ayuda.
  • Habla con alguien de tu confianza acerca de lo que te pasa.
  • Pide ayuda a un profesional. Puedes asistir con un psicólogo o un psiquiatra.
  • Ajusta las expectativas que tienes de tu desempeño. No te sientes igual siempre y no rindes igual que siempre. Necesitas comprender que mientras estás deprimido tu desempeño puede verse afectado.
  • Intenta seguir realizando las actividades que siempre te han gustado. Trata de mantenerte activo.
  • No te aísles. Mantén contacto con tus familiares y amigos.
  • Trata de cumplir con una alimentación balanceada, a horarios regulares.
  • Intenta cumplir con un horario para dormir, siguiendo hábitos saludables de sueño.
  • Si puedes, trata de hacer ejercicios, así sea un pequeño paseo caminando.
  • Evita consumir licor o drogas, ya que tienden a empeorar la depresión.
  • Toma medicamentos sólo si lo indica el médico. No te auto-mediques.
  • Si tienes o has tenido pensamientos suicidas, pide ayuda profesional inmediatamente.

Si piensas que estás deprimido o que algún ser querido lo está, busca ayuda profesional. Podemos apoyarte en este proceso.

Lic. Nancy Marchán

Psicólogo

F.P.V. 5110